En el año 214 adC, la ciudad griega de Siracusa (en la isla de Sicilia) se rebeló contra Roma. Los romanos sitiaron al poco la ciudad con un poderoso ejécito. Parecía que era un mero paseo militar y que la ciudad caería pronto. Sin embargo, los romanos no habían contado con que el genial Arquímedes vivía en la ciudad.
Este matemático, ingeniero e inventor, que contaba con la edad de 78 años durante el sitio, diseñó las defensas de la ciudad permitiendo así que ésta resistiese durante meses.
Entre las defensas, además de catapultas, había palancas y grúas para levantar barcos enemigos y enormes espejos reflectores que concentraban la luz del sol en las velas de los barcos enemigos incendiandolos.
A pesar de todo, el ejército de Roma era abrumador y finalmente la ciudad cayó. Y aunque los soldados romanos tenían orden de capturar vivo a Arquímedes, un soldado enfurecido le clavó su espada poniendo fin así a la vida de uno de los más grandes genios del mundo antiguo.
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