Esta cervecería, fundada en 1589 por el duque bávaro Guillermo V para no tener que importar cerveza de Sajonia, estaba situada cerca de la Corte ya que sólo esta podía hacer uso de ella.
Con el tiempo, el pueblo llano, a base de protestas y ruegos, consiguó en 1828 que cualquier mortal (y no sólo reyes y cortesanos) pudieran entrar a esta catedral de la cerveza.
Capaz de acoger a 3,500 personas a la vez, cada día se despachan miles de litros de cerveza, siempre amenizadas con música y bretzels.
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